martes, 11 de septiembre de 2012

Himno de Mujeres, Sacerdotisas y Diosas




Ciclo de la Luna Muestra tus misterios
 Para que despierten Las Mujeres todas
 Porque si despiertan Todas las Mujeres Irán recordando Sus bellos Poderes
 28 días Para que se encuentren La Vida y la Muerte 
Desde nuestro Vientre Templo de la Diosa Ábrete sin prisa Para que levante
 La Sacerdotisa
 La que invoca Tierra
 La que invoca al Agua 
La que invoca el Fuego
 La que invoca al Viento
 Porque nuestra Tierra Gaia necesita Que canten y bailen Al son de la risa 
 También somos Lobas Mujeres salvajes
 Gritamos y aullamos al ritmo de la vida.

Trece Lunas

Lo Femenino en cada Ser de Luz


Para pasar de ser una civilización pensante a una civilización sintiente, se requiere accionar LO FEMENINO de cada Ser de Luz, sea hombre o mujer aquí en nuestro amado planeta escuela llamado Tierra. Las células son las estrellas de nuestro universo corporal, las mujeres son los faros de la naciente humanidad, más aún esta es la transición y la luz que recién comienza a desplazar la oscu ridad. Aun hay sombras abundantes, bosques oscuros de densos miedos, donde el tupido follaje de la incertidumbre impide los rayos ...de luz llegar hasta los corazones, y los dioses pidieron a través de los maestros arboles, entregar la antorcha encendida a la MUJER, mas no a la mujer miedosa y conformista, no la mujer resignada y quejosa, no a la mujer débil y desprovista de confianza en sí misma, sino a esa mujer que aún levantandose de sus errores, atravesando sus miedos y rompiendo sus cadenas, se atreva a levantarse, caminar con paso firme hasta que sus brazos se conviertan en ALAS, y el vuelo a la LUZ sea inevitable. Esa mujer vive en SEMILLAS, es todas las mujeres esperando el AGUA de espiritualidad y la luz del conocimiento para germinar, crecer y florecer".

Trece Lunas

Las mujeres como recipientes de la Diosa


El hecho de que la mujer pueda ser un recipiente a través del cual se manifieste la Diosa es una revelación inesperada, una revelación que no se obtiene mediante una iluminación, visión o intuición, que es cómo se manifiesta la divinidad masculina, sino a través de una experiencia de encarnación: a través de un contacto físico íntimo y reverente que es a la vez sensual y sagrado, profundamente personal y transpersonal.
 La mayoría de las mujeres desconocen este secreto, ya que en general tienden a estar descontentas con la redondez y la plenitud de sus cuerpos, se sienten avergonzadas por los misterios de sangre de la menarquía, la menstruación y la menopausia, quieren ser anestesiadas cuando dan a luz y se despiertan horrorizadas en medio de un sueño en el que abrazaban tiernamente a otra mujer. Muchas mujeres a las que la Diosa inicia en su propio cuerpo han explorado el cuerpo de la Diosa en otra mujer, ya sea una mujer real o en sueños.
 Estas experiencias pueden ser una afirmación muy positiva para que una mujer esté satisfecha de su condición femenina y de estar en el cuerpo de una mujer, pero también pueden provocarpánico y confusión. 
El cuerpo de una mujer se convierte en el reflejo del de otra mujer, los límites entre ambos desaparecen y se produce una fusión que abarca la totalidad de ambos cuerpos y auras.
 Esta fusión puede despertar débiles recuerdos sensoriales de la unión entre madre e hija o ser la primera vez que se experimenta este arquetipo.
La experiencia con otra mujer puede permitir que una mujer que antes mostraba un comportamiento sensual pasivo o reactivo se convierta en una persona sensualmente activa.
 Ya sea en sueños (donde también debe tenerse en cuenta el significado simbólico) o en una experiencia real, una mujer sólo puede experimentar la personificación de su sexualidad si acepta su capacidad de amar, en lugar de escandalizarse y pensar que es una pecadora y una pervertida y debe reprimir su sensualidad. 
 En este caso se produce una confusión sobre la orientación sexual.En realidad, este punto tiene que ver con la orientación sexual pero, al mismo tiempo, no tiene nada que ver con ella. 
 Es una invocación de los aspectos sensuales de los arquetipos de Demeter, Perséfone, Hera o Afrodita en la mujer, que ahora pueden estar conscientemente presentes en las relaciones sexuales de una mujer. Tanto si la relación es con un hombre o con una mujer, estos aspectos pueden personificarse en ella y convertirla en una mujer sensual.
 El hecho de que no tenga nada que ver con la orientación sexual de la mujer puede provocar confusión, especialmente en el caso de aquellas mujeres que, habiendo sido exclusivamente heterosexuales, se enamoran de una mujer o de la Diosa que hay en una mujer, deciden que son lesbianas, y más tarde, se enamoran de un hombre.
 Cuando un hombre y una mujer hacen el amor puede experimentarse un profundo sentimiento de unión; en el acoplamiento físico, en la reunión de los dos sexos, puede experimentarse una intensa sensación de plenitud; también puede llegar a ser una experiencia y un encuentro sagrado.
 Cuando dos mujeres hacen el amor a un nivel espiritual similar, se produce más una reunión que una unión. 
Aunque la oportunidad y la capacidad de vivir una o ambas experiencias sea una cuestión individual, las dos forman parte del potencial arquetípico de la mujer. 
 Este encuentro físico y místico con otro individuo a través de la unión o reunión de dos cuerpos y dos almas conduce a ambos individuos al reino del Misterio; entonces puede producirse la perfecta y total comunión entre ambos.
 Cuando se adoraba y respetaba a Afrodita, antes de que ella y su sexualidad fueran profanadas, el hombre que acudía a su templo para participar en un ritual de comunión física, se acercaba a la mujer que representaba ser la encarnación de la Diosa con la esperanza o la certeza de que, a través de ella, podría experimentar a la Diosa. 
Ella era una sacerdotisa, no una prostituta: una mujer santa y no una pecadora.
 En la tradición celta como en el relato de ficción "The Mists of Avalon ", Morgana era la Diosa cuando se acostó con Arturo, quien había demostrado ser digno de participar en el ritual de unión a través del cual un hombre se convertía en rey. 
 En el patriarcado, la sexualidad y la capacidad de dar a luz de la mujer pertenecen exclusivamente al marido y no a la propia mujer. La sexualidad inspira miedo y se reprime. 
En nuestra memoria colectiva, las mujeres sabemos que los castigos contra la sexualidad no reprimida eran la lapidación, la violación y la prostitución forzada. Por este motivo el miedo suele acompañar a los sentimientos sexuales prohibidos, porque recordamos que el poder de Dios y del hombre reprimieron a la Diosa y la autonomía de las mujeres Extraído: Viaje a Avalon.

Nuestras madres en nosotras




"Debemos estar dispuestas a sufrir a nuestras madres dentro de nosotras, a ver las raíces de su comportamiento en nuestro interior, y a transformarlas y perdonarlas en nosotras mismas. También tenemos que ser capaces de ver a través de nues...tra herencia común de mujeres, encontrando dentro de nuestra madre interior las respuestas a la falta de poder, las perversiones del espíritu, y los potenciales desviados. No basta con volvernos conscientes de los efectos negativos de nuestras madres en nuestras vidas; es como si tuviéramos que llevar psicológicamente a nuestras madres dentro de nosotras, al igual que ellas nos llevaron un día físicamente."
 Kathie Carlson

Trece Lunas