Mujer, silueta de la feminidad, En tu voz, la sensualidad, En el corazón tu seguridad.
domingo, 30 de agosto de 2015
¿Cuándo es el momento perfecto para incluir y hacer un trabajo profundo con nuestra sombra?
Alrededor de los 29 años surge uno de los momentos más importantes para confrontarnos con nosotr@s: ¿Qué lugar ocupa la Luna.? ¿En realidad me gusta lo que realizo cotidianamente? ¿En realidad deseo responder tal y como lo hago a lo que "se espera" de mi? ¿Dónde se encuentra mi libertad?
En este primer gran despertar podemos abrazar nuestra verdad esencial, y poco a poco romper los condicionamientos con que construimos nuestro camino. En ocasiones, un cambio de carrera o trabajo acontece, y con suerte podemos darnos cuenta que requerimos vivir honrando el valor más importante para nuestro corazón: ¿libertad, armonía, belleza, responsabilidad?
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Un siguiente despertar deviene alrededor de los 42 años, cuando finalmente, si no hemos hecho los cambios requeridos y no hemos realizado un trabajo interno, la vida nos orilla a hacerlo. "Situaciones límite" les llaman a esas vivencias que acontecen con una energía pujante y transformadora que arrasa con todo lo conocido hasta entonces.
En este despertar urge mirar nuestra sombra, nuestras proyecciones, y elaborar un mapa interno hacia nuestra verdad personal, reconociendo que podemos comenzar un nuevo camino diferente a lo que habíamos elegido en el pasado. y que todo cambio por radical que sea nos llevará a conectar más y más con el corazón, con la mujer sabia y salvaje que tanto necesitamos integrar para ser enteras.
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Finalmente, otro gran despertar nos acontece alrededor de los 56 años donde cualquier cambio es bienvenido pero así también el deseo de arroparnos, replegarnos como una hermosa espiral que se abre y cierra desde su autenticidad, desde el cuidado de sí misma, desde saberse poseedora de sabiduría y secretos de vida.
En este despertar emerge una profunda necesidad espiritual de sanar en todos los sentidos, de ir integrando poco a poco los fragmentos de nuestra sombra, de nuestra niña herida, de la doncella no reconocida, de la madre ausente o sobre-protectora. Es aquí cuando podemos mirar a todas las mujeres que hemos sido, y podemos darnos el permiso de ser cada una de ellas según la situación se presente. Este despertar corresponde al más espiritual de todos, en donde poco a poco nos vamos fundiendo con la gran Unidad del universo.
La Mujer Lunar
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