Ahora las mujeres estamos desplegando todo nuestro potencial, toda nuestra magia, aquello que el hombre siempre ha temido y por lo tanto condenado.
Pero toda esta rebelión no es más que el principio del despertar de los seres humanos, todos tenemos una dualidad, el ying y el yang, todos tenemos una parte femenina y una parte masculina. Estamos en plena expansión del conocimiento, estamos en pleno despertar y en plena búsqueda de ese equilibrio masculino-femenino. Y de lo que se trata al fin y al cabo es que la mujer encuentre su equilibrio sin perder su feminidad y que el hombre despierte su sensibilidad sin perder su yo masculino.
Está bien que tengamos derechos, que seamos iguales como seres humanos, pero seguimos siendo mujeres, seguimos siendo las únicas capaces de generar ese proceso alquímico que es la vida. Somos seres mágicos y la danza nos lo hace ver.
En la danza oriental, se baila principalmente con las caderas aunque se hace con todo el cuerpo, pero las caderas son la parte principal de los movimientos, aquí justo debajo del ombligo se encuentra el 2º chacra, es el chacra de las emociones, que es el que principalmente se libera y desbloquea con los movimientos pélvicos. Este chacra estimula la conexión con la fuerza personal e interior de cada ser, potenciando la creatividad e integrando emociones. Es el chacra de la sexualidad ligado a las emociones. Es el almacén de energía y el centro de transformación de la energía base. Ayuda a disipar el miedo interiorizado, los traumas de nacimiento, el miedo a la muerte y el desequilibrio emocional.La danza oriental te pone en contacto con esa esencia perdida hace miles de años, con esa feminidad vedada. Hace que vuelva a florecer en nosotras la feminidad, y con ella también sanamos todo el dolor que llevamos siglos sufriendo, no solo en nuestras vidas presentes sino en toda la historia. La mujer llora, la mujer sufre, no le permiten expresarse, la queman, la encarcelan, la maltratan, la violan, le impiden acceder al conocimiento, vive inundada de miedos y frustraciones, y a pesar de todo sigue dando amor. A pesar de todo ella baila, expresa con su danza lo que no puede expresar con palabras, aun a riesgo de que la tachen de prostituta...
Más abajo, a la altura del coxis, se encuentra el 1º chacra donde duerme la Kundalini, la base de toda la energía y nuestra conexión con la tierra, nuestro cuerpo físico. Aquí reside la energía sexual.
Durante la danza nuestros chacras se alinean, creando una energía que te conecta con tu centro, con tu esencia, el cuerpo etéreo, nuestro segundo cuerpo, estimulándolo y dejando fluir todo nuestro sistema energético.
La danza trabaja los cinco cuerpos: físico, etéreo, mental, emocional, y espiritual. Cuando bailamos sentimos nuestra unión con el cosmos, despertamos a otro nivel de conciencia, vivimos en ese instante, nuestro presente se vuelve infinito, desplegamos muestra magia y nuestro amor se expande.
Es un camino espiritual, una forma de meditación, al igual que otros como puedan ser el Yoga, el tai-chi, o cualquier tipo de danza, con la particularidad de que esta la encontramos en su estado más puro, conectándonos con movimientos y sonidos ancestrales que forman parte de nuestros recuerdos más escondidos.....
Si la humanidad entera bailara, y despertara, viviríamos en un mundo más libre, más justo, más femenino, más amoroso, menos violento, cuidaríamos más nuestro planeta. La madre tierra lleva siglos sufriendo, la maltratamos igual que hemos maltratado todo lo femenino.
Todo está conectado.
Una sociedad más matriarcal que patriarcal, no sólo patriarcal, sería la solución, el equilibrio perfecto. Pero tenemos mucho camino por recorrer, sólo hemos empezado... pasito a pasito... cada uno de nosotros...
¿Bailamos?
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